domingo, 25 de agosto de 2013

Un nuevo Libro de la Saga Vanir


"Amos y Mazmorras y la Saga Vanir continuarán este año. Sólo queda que digan fechas oficiales de lanzamiento y también títulos y protas. ;)"



Yo solo espero que sea por fin la historia de Noah y Nanna... Desde el segundo libro (El libro de la Sacerdotiza), me ha tenido en ascuas... Excelente Noticia!!!

Abbi Glines -Fallen Too Far


1-Fallen Too far
Querer lo que no se supone debes tener…
Ella sólo tiene diecinueve años.
Ella es la hija de su nuevo padrastro.
Ella sigue siendo ingenua e inocente por pasar los últimos tres años cuidando de su madre enferma.
Pero sin embargo, para Rush Finlay de veinticuatro años, ella es la única cosa que ha estado fuera de sus límites. El dinero de su famoso padre, la desesperación de su madre para ganar su amor, y su encanto son las tres razones por las que nunca se le ha dicho no.
Blaire Wynn dejó su pequeña granja en Alabama después de que su madre murió, para vivir con su padre y su nueva esposa en una casa de playa que se expande a lo largo de la costa del golfo de la Florida. No está preparada para el cambio de estilo de vida y sabe que nunca va a encajar en este mundo. Luego está su sexy hermanastro con quien su padre la deja durante el verano mientras él sale corriendo a París con su esposa. Rush es tan mimando como es precioso. También se está metiendo bajo su piel. Sabe que él todo menos bueno para ella y que él nunca le será fiel a nadie. Él es obsoleto y tiene secretos que Blaire sabe nunca podrá descubrir pero aún sabiendo todo eso…
Puede que Blaire haya caído demasiado lejos


2- Never Too Far 
Él guardaba un secreto que destrozó su mundo.
Todo lo que ella sabía ya no era cierto.
Blaire no podía dejar de amarlo, pero sabía que nunca podría perdonarlo. Ahora estaba de vuelta en casa y aprendiendo a vivir de nuevo. Continuando con su vida…hasta que algo sucede y pone a girar su mundo una vez más.
¿Qué haces cuando la única persona en la que nunca puedes volver a confiar es en la que tienes que confiar tan desesperadamente?
Mientes, te escondes, lo evitas y rezas para que tus pecados nunca te encuentren.


3-Forever too far
Rush le prometió un para siempre…pero las promesas pueden romperse.
Dividido entre el amor por su familia y su amor por Blaire, Rush tiene que encontrar una manera de salvar a uno sin perder el otro. Al final, uno tiene que ser más importante. Dejar ir uno de ellos no es fácil.
Blaire creía en su cuento de hadas... pero no se puede vivir en una fantasía.
Su amor por Rush y el deseo de tener una familia la mantienen creyendo que pueden encontrar una manera para que esto funcione. Hasta que tiene que tomar la decisión correcta para el bebé y ella. Incluso si le rompe el corazón.
¿Pueden encontrar el por siempre que ambos quieren o todo ha llegado…demasiado lejos?






Shelly Laurenston -Serie Pride

1- Unas Navidades de la Manada en Brooklyn
¿Qué se consigue cuando se cruzan un león ex-marino y una policía de Nueva York? Mucho rugido, ronroneos… y alguna que otra cosa.
Mace Llewellyn acaba de retirarse de la armada y está hambriento. Regresa a la ciudad para intentar dar caza a la mujer que diez años atrás le robó el corazón. Esta se ha convertido en una sirena sexy y refinada a la que desea llevar a su guarida. Pero la mujercita de sus sueños se hace de rogar.
Dez MacDermot ha logrado por fin llegar a su meta en la vida. Como detective, puede escoger los casos para llegar más alto en su carrera. Cuando aparece un cuerpo asesinado en Brooklyn, todas las pistas apuntan a Missy Llewellyn. Dez está lista para meter entre rejas a la antagonista mala de su niñez cuando aparece Mace, su amigo de la juventud, convertido en el tío mas atractivo y sensual que haya visto jamás.







1,5- Shaw's Tail
Dentro de la antología "The Mane Event"
Brendon Shaw, propietario de un hotel y león cambiaformas, ha visto mejores días. Ha sido golpeado, tuvo una pistola apuntando a su cabeza, y debió ser rescatado por una Manada de hombres lobo. Pensó que no sobreviviría esa noche, mucho menos que encontraría a la mujer de sus sueños. Y jamás pensó que esa mujer de sus sueños tendría acento sureño y usaría botas vaqueras. Una vez que posa la mirada en ella, el depredador dentro de él está listo para abalanzarse y nunca soltarla.
Ronnie Lee Reed está lista para cambiar su vida, y la ciudad de Nueva York es el lugar en donde cualquier chica —incluso una que viene acompañada con una Manada— puede redefinirse a sí misma. Lo primero a hacer: encontrar un compañero, establecerse, y dejar de utilizar a los hombres para tener sexo. Incluso a un enorme y atractivo león cambiaformas con unas oh-Dios-mío-qué-grandes-ehh-garras-tienes. Por otra parte…





Natalie Palmer-Second Kiss

Gemma Mitchell es una chica normal que de alguna manera se mete en circunstancias anormalmente embarazosas. Y mientras piensa que es la mayor perdedora de la escuela a causa de ellas, hay algunas personas en su vida que están en desacuerdo. Una de esas personas es su mejor amigo, Jess Tyler, quien es lo opuesto a ella en todos los sentidos. Él es popular, guapo, atlético, inteligente y el no puedo tener suficiente de Gemma. Pero mientras que Gemma se enfrenta con problemas como la combinación de casillero equivocado y el baile de San Valentín, Jess está viviendo en un mundo de problemas graves que son extraños a Gemma, hasta que descubre que él se aferrara a ella para salvar su vida.
Humorística y fiel a la vida, Second Kiss es una saga entretenida sobre un chico y una chica que se dan cuenta que sus vidas tienen mucho más significado una vez que la comparten con otros.


sábado, 24 de agosto de 2013

KIRSTY MOSELEY -El chico que se escabulle por la ventana de mi habitacion


Amber Walker y su hermano mayor, Jake, tienen un padre abusivo. Una noche, el mejor amigo de su hermano, Liam, la ve llorando y trepa por su ventana para confortarla. Aquella acción desata una relación de amor/odio que se extiende por los próximos ocho años.

Liam ahora es un seguro y coqueto jugador que nunca antes ha tenido una novia. Amber todavía está emocionalmente temerosa por el abuso que ha sufrido a manos de su padre. Juntos, hacen una pareja improbable.
Su relación siempre ha sido incierta pero, ¿qué sucede cuando Amber empieza a ver al mejor amigo de su hermano un poco diferente? ¿Y cómo su hermano, que siempre ha sido un poco sobreprotector, reaccionará cuando se dé cuenta que el par se está acercando más? Descúbrelo en El Chico Que se Escabulle en la Ventana de Mi Habitación.



Nuevas Nuevas...

Me ha dicho un pajaritoo de que hay NUEVO LIBRO de Sherrilyn Kenyon en Venezuela... No es de Los Dark Hunters pero es de otras de sus series... Aquí les dejo el link... Y Chicas sigan comprando los libros de sherri que si seguimos así llegaran muchos más al país... Por cierto les aviso que en el Tecniciencia de Maracay (Las Américas) todavía quedan libros de Sherri...
(Me emociono porque los libros han tenido buena acogida en mi país y se han visto en la necesidad de traer masssss)...






viernes, 23 de agosto de 2013

Extracto de #Styxx: ¡¡¡ Guerra !!!

Este próximo libro NO tiene desperdicio... Ya estoy impaciente por leerlo... 

Bethany estaba furiosa cuando apareció con un destello en el pequeño pueblo Enea, donde sus seguidores habían implorado desesperadamente a los dioses Atlantes que les rescataran. Mientras que el resto de los dioses había ido a prestar ayuda a la mayoría de sus tropas, ella estuvo de acuerdo en ir a ver a los habitantes de aquí.


El pueblo había acogido a los soldados atlantes heridos... hombres heridos que habían sido sacrificados por los griegos a los pies de la estatua de su bisabuelo en el centro de la pequeña aldea.

Levantó la mano para mandarlos a todos junto a su amado Hades.

-¡Alto!

Aquel feroz tono profundo y autoritario los dejó helados. Incluso a ella. Curiosa, frunció el ceño al ver al príncipe Didymosian cuando saltó de su caballo de ébano y se dirigió airadamente a través de los cuerpos caídos y del saqueo griego sin respaldo alguno.

¿Estaba loco?

Los griegos de aquí no eran de Dídymos. Y no tendrían ningún amor ni respeto por el joven príncipe. La expresión de desprecio en los rostros lo demostraba.

Sus ojos azules estaban llenos de un enojado brío, Styxx se dirigió directamente a dos soldados que sacaban arrastras a una hermosa joven de su casa. Era obvio, por su vestido desgarrado, lo que se proponían. 

-¡Soltadla! -exigió Styxx.

En lugar de seguir órdenes, el soldado grande y corpulento envolvió su brazo alrededor de la cintura de la chica. -Es un botín, Alteza. –dijo burlándose del título.

-Es una chica, no una propiedad. Libérala ahora o lo lamentarás.

-¿Qué? ¿Vas a mandar a tus hombres a que me azoten? -Se rio.- Soy Tracio. No nos inclinamos ante la corona de Didymos ni tenemos ningún miedo a sus hombres- Los tracios lo vitorearon apoyándole.

Impertérrito, el príncipe se acercó a él como un feroz depredador, siendo consciente de todas las espadas que le rodeaban pero sin temor por ninguna de ellas. –Entonces es hora de que aprendas a temerme-

Todos se rieron por las audaces palabras de Styxx.

Bethany se lanzó a si misma dentro del cuerpo de la chica queriendo así tener una visión más precisa y asegurarse que la chica aterrorizada no había sido dañada de ninguna manera. Su brazo le quemaba por el agarre brutal del soldado.

Él hundió la cara en su cuello. -Huele dulce para ser una puta Atlante. Estoy seguro de que podemos encontrar una para ti, príncipe. Ahora vuelve con tus propios hombres, y deja esto para aquellos de nosotros lo suficientemente mayores para tener vello púbico-

La mirada celestial de Styxx no vaciló cuando estiró su brazo. Un instante después, el soldado la soltó y cayó de espaldas, muerto, con el pequeño cuchillo que le había lanzado entre los ojos.

La mandíbula de Bethany se aflojó por la visión.

¿Styxx había matado a uno de sus propios hombres?

¿Para proteger a su gente?

Sacó la espada y el príncipe se puso entre ella y los hombres que habían venido aquí con él. –Vete con tu madre, niña. Rápido-

Aturdida por su impecable atlante, obedeció y observó con fascinación absoluta cuando se quedó solo para defender a sus enemigos frente a su propio ejército.

Los griegos lo atacaron.

Acabó con seis de sus soldados antes de que sus refuerzos llegaran para apoyarle contra el resto de los enojados tracios. Sus hombres rápidamente les sometieron y les obligaron a marcharse.

Styxx agarró al hombre que había estado al lado del que había matado. -Avisa a tus tracios de que no estamos aquí para violar a esposas, hermanas e hijas. Nuestra lucha es contra la reina Atlante, sus soldados, y sus dioses. No con sus mujeres y niños. Cualquier griego que desafíe mis órdenes será castrado y ofrecido, como sacrificio, al dios atlante Dikastis por los crímenes contra su pueblo-

-¿Crees que ellos serían tan amables con nuestras mujeres?-

Styxx lo empujó. -Es por eso que estamos en tierra atlante, para luchar contra ellos antes de que lleguen a nuestro país. Estamos aquí para proteger a nuestras familias de la esclavitud atlante y no voy a avergonzar a nuestros inocentes, sacrificando y degradando a los suyos. Ahora ve y advierte a tus hombres-.

El príncipe volvió con Bethany a la pequeña choza donde la chica se había ocultado con su madre y hermanas.

Para su completa estupefacción, el príncipe recogió una muñeca que se había caído justo afuera de la cabaña. Se arrodilló en la puerta, en el suelo, cerca de la hermana pequeña de la chica que probablemente no tendría más de diez años.

Sostuvo la muñeca hacia ella mientras se aferraba a la falda de su madre. -Está bien, pequeña- dijo de nuevo en impecable Atlante. -No estamos aquí para hacerle daño a tu familia. Te doy mi palabra-

Miró a su madre para que lo confirmara.

Tenía los ojos muy abiertos, la madre agarró la muñeca y dio un paso atrás para proteger a sus hijas.

Styxx se inclinó ante ellas antes de levantarse. -Dile a los aldeanos que se reúnan en la plaza y yo personalmente me encargaré de que todos vosotros seáis llevados dentro de los muros de la ciudad para protegeros. Si alguien no puede caminar o viajar, háznoslo saber y lo llevaremos-

Ella lo miró con recelo. -¿Es un truco griego?-

-Juro por mi vida que no lo es. Por favor, buena madre, por el bien de tus hijas, date prisa. No sé por cuanto tiempo mi ejército, que mantiene alejados a los otros griegos, seguirá cumpliendo con mis órdenes. Debemos llegar a un lugar seguro- Fue a transmitir sus intenciones a sus propios hombres que actuaban como si las órdenes fuesen típicas y lo que esperaban en él. Bethany no se había dado cuenta de que él estaba gravemente herido hasta que tropezó y se sostuvo contra su caballo. La sangre corría por su pierna izquierda.

Sin embargo, él no permitiría que nadie lo supiera así que se limpió y se montó. Fiel a su palabra, los ayudó rodeando a su pueblo y los escoltó hasta un lugar seguro. Nunca en su vida había visto algo como esto. Un griego que mató a sus propios hombres para proteger a las mujeres y los niños de su enemigo...

Era inaudito. Sobre todo viniendo de un príncipe que no había mostrado misericordia de sus enemigos en los últimos meses cuando luchó contra ellos. Lo único que todo el mundo sabía de Styxx era que había sido implacable en el campo de batalla. Solo su ejército se mantuvo invicto contra los atlantes. Styxx había librado una malévola y exitosa campaña, utilizando nuevas tácticas radicalmente diferentes al resto de las tropas griegas.

Mientras él mostraba su misericordia por la gente, en ese momento, ella sabía que había ordenado que una vez se marcharan buscaran provisiones en los hogares abandonados, que después quemarían.

Era otra cosa por la que se le conocía.

Sintiendo aún más curiosidad por él que antes, ella se detuvo a un lado de su caballo. Aún bajo el disfraz de la chica que había salvado, levantó la vista para mirar al príncipe mientras supervisaba la retirada de su pueblo.

Se mantenía con la misma actitud arrogante y rígida que la había irritado la primera vez que lo vio en Halicarnaso.

¿O era la arrogancia? Ahora que estaba más cerca, vio el tormento y dolor dentro de esos ojos azules. La cautelosa resignación y el cansancio le hacían parecer mucho más viejo.

Y mucho más vulnerable.

-¿Alteza?-

Sus emociones se evaporaron en una expresión de estoicismo mientras miraba hacia ella. -¿Sí?-

Ella puso su mano en la armadura para la pierna negra y bronce, y señaló el lugar exacto de su costado donde estaba herido. -Gracias por su ayuda.-

Él inclinó la cabeza respetuosamente hacia ella.

Valientemente, levantó la mano para acariciar el músculo de la pantorrilla duro que sobresalía entre los cordones de su espinillera. -Por tu bondad, me gustaría ofrecerte mis servicios-

Empujó a su caballo lejos de ella. -Aunque aprecio tu oferta y me siento verdaderamente honrado, debo declinarla-

Confundida, ella comenzó a alejarse.

-¿Elea? -gritó.

Asombrada de que él recordara el nombre de la chica, cuando su madre lo había usado hacia casi una hora, se detuvo para mirar atrás. -¿Alteza?-

-No dejes que nadie, sobre todo tú misma, trueque con tu cuerpo para cualquier propósito. Los beneficios temporales e inmediatos no valen el coste eterno de tu alma-

Se inclinó hacia delante, y le tiró suavemente un caro broche.

Ella lo cogió en su mano y vio que llevaba el mismo emblema de Phoenix como en su escudo. Era la insignia de su Omada Estigia.

Sin una palabra más, dio media vuelta a su caballo para poder llevar personalmente a una mujer enfermiza y a su pequeña nieta a la ciudad amurallada, tierra adentro.

Aturdida por su inesperada sabiduría y esa amable caridad, fue a unirse a ellos en su viaje hacia la seguridad. Una parte de ella todavía esperaba que fuera un truco de algún tipo.

Mientras caminaban, ella examinaba a los hombres en busca de su Hector. Pero éstos eran de caballería. No había un soldado de a pie entre ellos. Otro inesperado honor a su pueblo, utilizaba a nobles y a sus soldados mejor entrenados, y no a campesinos, para protegerlos.

Y mientras lo miraba, algo sobre el príncipe le recordaba a su amor, pero Héctor no sería herido. No si llevaba su amuleto, y lo tenía desde la última vez que lo vio. No había ninguna razón para pensar que se lo quitaría. Además, el príncipe parecía un poco mayor que Héctor. Sin duda, más severo y seguro de sí mismo. Héctor era tímido y reservado. Nunca se precipitaría en una pelea tan imprudentemente.

No, Styxx no era el hombre que la hacía arder.

Pero ahora, por fin comprendió, por qué Atenea había elegido a este príncipe como su mascota. Era honorable cuando otros no lo eran. Y trataba a todos a su alrededor con respeto... como si importaran.

Incluso a sus enemigos.

Sin embargo, esta buena acción no cambiaba nada. Ellos estaban en guerra y ella finalmente le destruiría por atreverse a llegar a sus costas y matar a sus soldados. Su compasión hoy le había hecho ganar un pequeño respiro mientras miraba a sus seguidores.

Mañana, sin embargo, iría tras él con todo lo que tenía.

Entrando a los muros de la ciudad, vio como Styxx llevaba suavemente a la anciana al templo de Agapa que había sido creado para recibir a los que se habían quedado sin hogar por los invasores. Él volvió su atención a un joven sacerdote, pero no antes de decir algo que hizo que la vieja sonriera y con amabilidad levantó a su nieta para sentarla a su lado.

Honestamente, la sorprendió que ninguno de los atlantes atacara a sus soldados. Sería una manera fácil de poner fin a la guerra ahora.

Pero su gente no era tan peligrosa como los griegos. Nunca lo habían sido. En cambio, honraron las decentes intenciones de Styxx y de sus hombres y les permitieron dejar a los aldeanos y marcharse sin incidentes.

Por la mañana, sin embargo, estarían en guerra otra vez.

Con ese pensamiento más importante en su mente, ella dejó el cuerpo de la niña y fue a buscar a su bisabuelo en su templo justo bajando la calle.

Los atlantes estaban invocando su nombre y haciendo sacrificios. No es que ellos lo necesitaran. Independientemente, Misos hubiera estado con ellos.

Sin ser visto por su gente, su bisabuelo arqueó la ceja al acercarse ella. -¿Qué noticias tienes?-

-El príncipe griego está herido en el costado izquierdo, tres costillas rotas. Apenas será capaz de mantener su hoplon (escudo) con ese brazo-

-Buen trabajo. Le veremos muerto por la mañana y enviaremos a sus pútridos griegos a casa con el rabo entre las piernas-